Prensa +APUDEPA + Guardia Civil = ...?

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Día 21 de febrero de 1999: APUDEPA consigue, al fin,publicar un artículo en el Heraldo de Aragón con “ciertos recortes” tratando el escabroso asunto de los delitos de Belver de los Horrores. A pesar de todo, la longitud del artículo es tal, que el Heraldo se ve obligado a dedicarle una página entera de su edición de este día.

Día 3 de marzo de 1999: Se celebra otra farsa de juicio, esta vez con respecto a las chatarras colocadas en nuestra finca por los Lozano, buenos monaguillos que, por una cena, hacen lo que haga falta; aprovecho la ocasión para entregarle en mano al eximio juez, Ramón Landa Pérez, copia de lo publicado por el Heraldo de Aragón con respecto a los delitos de Belver. No le gustó la idea de sellarme la copia como comprobación de la entrega, pero al final tuvo que hacerlo una secretaria del juzgado. El eximio juez me preguntó: “¿no tienes miedo a que te maten?” (¿Sería esto una amenaza?). Le respondí: “Si tienes que ser tú, cobarde, ya tiemblo” (¿No sería esto un desacato a tan Magna Autoridad?)

Lógicamente, como los delitos que se tratan en el juicio se han cometido contra mí, la sentencia no podía ser otra que la absolución de los denunciados.

Día 15 de marzo de 1999: Envío carta certificada y con acuse de recibo, como hago siempre, al Presidente del Gobierno de Aragón, Santiago Lanzuela Marina. En ella, adjunto un original de la edición de 21 de febrero de 1999 del Heraldo de Aragón, por si no ha sido conocedor de su contenido. En los márgenes le escribo una serie de epígrafes, numerados del 1 al 7, para ver si así proceden contra mí para poder destapar de una vez todo lo que se ha ocultado y se sigue ocultando. Al parecer, mis invectivas no son suficientemente irrespetuosas ni ofensivas; ¿será que lo que se ha hecho es mucho más grave y vale la pena “no meneallo”?

Día 24 de marzo de 1999: Se persona en Belver de los Horrores una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil para tomarme declaración respecto de los muertos de la Iglesia y las chatarras vertidas en nuestra finca por los Lozano, ya que ni los muertos pueden estar tirados en un vertedero (ley de Patrimonio), ni las chatarras pueden estar en mi finca sino que su lugar es una chatarrería. Me comunican que harán el correspondiente atestado, el cual no prosperó en ninguna instancia judicial.